viernes, 30 de enero de 2009

Cuando el Sol asoma entre las Nubes

 Hay días que amanecen claros, limpios, con una intensa y radiante luz, que parece que no van a poder estropearse te cruces con quien te cruces y suceda lo que suceda. Son esa serie de días en los que al despertar sientes una fuerza que te saca de la cama de un salto. Esa serie de días en los que estás… encantado de conocerte; en los que te miras al espejo por la mañana y te encuentras detrás de esos ojos, quizá, soñolientos. ¡Sí! Estás ahí, te sientes, te intuyes, te ves. Y una sonrisa te saluda desde el otro lado del espejo. Estás listo, preparado, sin miedo, con ganas de comerte la vida a grandes mordiscos.

 Pero no todos los días son así. Hay días grises y nubosos en los que parece que esa misma fuerza te aplasta y te impide salir de las mantas. Días en los que enfrentarte al siguiente paso te da miedo, angustia, pereza… Días en los que no toleras las tonterías de nadie. Días en los que te gustaría no ser tu quien te da unos malhumorados buenos días desde el otro lado del mismo espejo. Esos días en los que parece que nada ni nadie podría hacer que fuese a mejor.

 Sales a la calle, después de aporrear el ascensor porque alguno de tus vecinos se eterniza en cerrar la puerta y no viene. Alguien ha aparcado en doble fila y no puedes sacar el coche. O quizás llagas a la parada justo cuando ves como se aleja el autobús. Tienes la sensación de que todo y todos se han confabulado para molestarte durante todo el día (y sólo acaba de comenzar). Tienes la sensación que vas tarde, siempre tarde, por mucho que corras. Vas más lento de lo que quieres, sientes que te faltan siempre algunos segundos. Estas de mal humor, no te sientes bien contigo mismo, y por lo tanto, no te sientes bien con nadie.

 Entonces, en un momento determinado, te encuentras con ESE ALGUIEN. Ese alguien que es la única persona que necesitas. Y te sonríe.

 De repente, sin saber cómo y sin saber porque aparece un rayito de sol entre esas grises nubes que hay en el cielo. Un rayito de sol que calienta una minúscula parte de tu piel. Y notas ese calor.

 Ese alguien te dice – Hola – (simplemente hola, porque no necesita nada más) y ese rayito crece y destruye un grupo de nubes a su alrededor. Ves un poco de azul en el cielo. Y ese calor que solo abarcaba unas pocas células dérmicas de tu mano se extiende a lo largo de todo tu brazo. Y no puedes evitar contestarle con una sonrisa.

 Y ESE ES EL MOMENTO. Ese es el momento en el que tu día gris, ese día horrible que no querías memorizar para no recordarlo nunca, ese día aparece como un día maravilloso. Un día que no quieres olvidar. Un día que vivirías una y otra vez como si se tratara de un mágico círculo vicioso. Ese es el momento en el que todo se aclara: los nubarrones en el cielo y en tu mente. Todo cambia y se convierte en algo nuevo y maravilloso.

 Yo tengo a ese alguien. A esa persona que es mi rayito de sol en la tormenta. A esa persona que tiene el poder de hacer espectacular el más horrible de mis días. Y lo único que puedo decirle cuando me sonríe, cuando me saluda, es HOLA!

lunes, 26 de enero de 2009

De Deseos, Sueños y Fantasías


Cuando nuestra mente se eleva más allá de donde se encuentra nuestro cuerpo, a un lugar cercano al que alberga nuestra alma, encuentra un sinfín de sueños, deseos, esperanzas y fantasías.

Este es un lugar lejano pero al que acudimos con facilidad. Un lugar en el que sentimos que verdaderamente dominamos y controlamos todas aquellas variables que se nos escapan en nuestra realidad.

Hay veces en las que atrapamos un pequeño trozo de ese universo privado y paralelo y conseguimos traerlo hasta el presente, hasta el mundo de lo tangible. Pero como ocurre con cualquier viaje, no todo lo que pensábamos que traíamos consigue llegar a su destino. Algunos pequeños matices que eran posibles y tenían sentido en nuestro pensamiento perecen en un mundo en el que dependemos de factores que no podemos ni debemos controlar.

Una de mis más privadas y recurrente fantasías es tenerte ti entre mis brazos. Esta fantasía ha tenido sentido durante mucho tiempo en ese lugar que he descrito. Pero la última vez que he estado a tu lado no ha sucedido como yo lo he deseado. Simplemente porque todo eso, sin yo quererlo asumir, dependía enteramente de ti y no de mi. 

Yo puedo tener mis brazos, mi corazón y mi alma preparados para recibirte; crear escenarios donde esa situación que anhelo se pueda dar, pero todo lo demás, que tú cruces esa barrera imaginaria, que des el paso para acercarte, depende exclusivamente de ti. Y yo (por mucho que me duela) no puedo sino esperar a que pase, lo que sueño. 

No es la primera vez que intento realizar un sueño (ni la primera que intento realizar esta fantasía). A veces, se hacen realidad, otras en cambio la realidad las aplasta hasta convertirlas en frustraciones y desalientos o (en el mejor de los casos) en “películas mal hechas de grandes libros”. 

Pero esta vez, no pienso permitir que eso le ocurra a una de las ficciones más bonitas que he pensado. No pienso permitir que conviertas estas sensaciones y sentimientos en algo con lo que ya no quiera seguir fantaseando. Por eso, guardaré para mi estos anhelos, dejaré de crear escenarios, permitiré que vivas sin saber de mis fantasías. 

Ha sido un placer desearte, y como no puedo temer no cumplir mis deseos, te veré en mis sueños, porque no quiero dejar de pensarte.


lunes, 19 de enero de 2009

Be water, my friend


Así como la tierra gira constantemente, la vida cambia. Así como los mares suben y bajan con la marea las personas sonríen y se entristecen. Así como los ríos esculpen las piedras al pasar, las personas evolucionan. Así como los días y las noches se suceden constantemente los problemas y las soluciones también lo hacen.

Vivir no es otra cosa que cambiar las estrategias en función de los acontecimientos sin perder de vista el objetivo primordial de ser feliz.

Por eso, las personas que se asustan ante los cambios, que rechazan los contratiempos, que sólo creen en un único modo de vivir, no serán felices. No serán felices porque, aunque tengan momentos de felicidad, al volver la vista atrás, verán aquellas cosas que no pudieron vivir, aquellas cosas que no pudieron cambiar, aquellas cosas que hicieron mal. Sin darse cuenta que, en muchas ocasiones, no pudo pasar otra cosa, que no debió pasar otra cosa. Todo lo que te ha ocurrido en tu vida, bueno, malo y regular, ha hecho de ti la persona que eres, tal como eres. Las decisiones que tomes hoy construirán tu yo futuro.

Una frase de no se quien, y no se cuando dice: El presente es el pasado del futuro.

El pasado no puedes cambiarlo, y es poco probable que lo recuerdes objetivamente. El futuro no puedes modificarlo, porque ni siquiera ha pasado. Tu única responsabilidad es hacer tu presente mejor que tu pasado y lo suficientemente bien para no reprochártelo en tu futuro. Si lo ves de esta forma te darás cuenta, que en realidad, vivir no es tanto trabajo. Los indios (de la India) dicen: Los elefantes se comen a mordisquitos.

¿Por qué preocuparse de lo que ya ha pasado y no se puede cambiar? ¿Por qué agobiarse por lo que aún no ha sucedido? Aprende de lo que hiciste, pero no te tortures. Prepárate para lo que vendrá, pero no te obsesiones. Porque si no, no podrás disfrutar de lo que vives en este momento único, irrepetible y que no volverá. El famoso Carpe Diem.

Vivir no es otra cosa que un viaje en el que, sobretodo, tienes que disfrutar del camino, de la compañía y del paisaje. Acepta los retos que te pone la vida, porque no sólo aprenderás, sino que convertirán tu vida en algo digno de vivirse (sería tan aburrido si no...)

Para terminar, una gran frase del maestro Bruce Lee: "Be water, my friend"

jueves, 15 de enero de 2009

La Comunicación

Hay un libro que me llegó muy adentro cuando lo leí y que muchas veces, aun sin darme cuenta, mi mente vuelve a él en determinadas circunstancias y frente a determinadas personas. El libro se llama "El cuaderno de bitácora" de Ferran Ramon-Cortés.

En este libro una pareja que atraviesa problemas, hace un viaje en barco, una pequeña excursión, y a través de las cosas que ocurren llegan a solucionar sus problemas, que no están debidos si no a problemas de comunicación.

Pues bien, al final del libro aparecen cinco habilidades para la comunicación personal. Pero dándole vueltas creo que son habilidades necesarias para vivir, simplemente. Y vivir significa, ser feliz, amar, compartir...

Vale, muy bien, pero ¿cuáles son esas cinco habilidades? (es lo que os oigo que os estáis preguntando). Las cinco habilidades son:

  • Encontrar tiempo: encontrar tiempo para hablar de lo que hay que hablar, con quien hay que hablar y cuando hay que hablarlo.
  • Escuchar con atención: escuchar lo que te dicen, cómo te lo dicen, pero, además, lo que NO te dicen.
  • Estar en contacto con los sentimientos: de tus sentimientos y de los del otro. Pero estar en contacto con ellos no significa que te dominen.
  • Aceptar sin juzgar: aceptarnos nos acerca, juzgarnos nos aleja. No pienses si te gusta o no, si harías lo mismo o no, sólo escucha.
  • Acompañar: avanzar al ritmo del otro y dejando que llegué por si mismo a sus propias soluciones.
Esto es comunicar, esto es comunicarse. Y comunicarse posibilita el vivir, el querer, el estar.

Comunicar es mucho más que decir cosas y escuchar información, comunicar es entender que otras formas de ver y sentir, ni mejores ni peores, sólo distintas. Comunicarse es algo más que dialogar es descubrir que tus palabras y tus acciones pueden dejar las mismas huellas en quien las oye que las del otro en ti.

Las palabras son cajitas que contienen mucho más que el significado propio, contienen una intención, un sentimiento. Por eso, busca las palabras exactas, tómate tu tiempo para hacerlo; escucha lo que producen, la respuesta; se consciente de cuál es el sentimiento con el que las regalas; acepta las respuestas sin juzgar, y acompaña al otro en la conversación, no huyas de él ni te confrontes.

Y más importante que todo lo demás: asegúrate de que el otro te está entendiendo, el significado, la intención y la respuesta que esperas. Porque si no te pones en el lugar del otro, ¿cómo puedes afirmar que te comunicas? Quizás simplemente estés hablando, por hablar.

viernes, 9 de enero de 2009

Porque te Quiero

Ya se que sabes que puedes contar conmigo, pero solo saberlo, no es suficiente; voy a obligarte a que cuentes conmigo. 

Ya se que crees que no puedes, pero voy a obligarte a que lo hagas. No me importa si no te apetece, no me importa si te da miedo, vas a tomar una decisión, ahora. Escucharé todas tus dudas, todos tus miedos, todas tus esperanzas, pero no voy a dejar que te escudes en todo esto para no decidir, voy a obligarte.

Ya se que te sientes sin fuerzas, sin energía, pero tiraré de cualquier carro por ti, mientras mejoras. Usa mis brazos y mis piernas como si fueran tuyas. Usa mi fuerza para tomar fuerza, usa mi aliento para alentarte, porque no voy a dejar que te quedes inmóvil.

Ya se que no quieres oír todo esto, que no quieres saberlo, que crees que no es lo que necesitas, pero me da igual lo que pienses.

Así que será mejor si no opones resistencia, si no te cierras en banda, si en vez de negarte trabajas conmigo. Será más fácil, y menos doloroso. Porque todo esto que te digo, va a ocurrir, no voy a dejar que lo evites.

Te prometo que será difícil, que lloraremos y que sufriremos. Pero también te prometo que lo pasaremos, que lo superaremos. 

Si no hay cuerda para salir el pozo, la compramos. Si no podemos conseguirla, la hacemos. Si no podemos cogernos a ella para subir (aunque la haya), montamos una escalera. Si no nos sale la escalera, hacemos un túnel. Pero no voy a permitir que nos quedemos en el fondo.

Y todo esto es, simplemente, PORQUE TE QUIERO.