domingo, 20 de diciembre de 2009

La Oración de la Serenidad


Dios (cualquiera que sea tu idea de él) concédeme la

Serenidad para aceptar
las cosas que no
puedo cambiar...

Valor para cambiar
aquellas que puedo y

Sabiduría para reconocer
la diferencia...

T. Morton


Simplemente, necesitaba recordarme que las cosas no son siempre como queremos, pero son como son. Y eso no es necesariamente malo, simplemente es. Pero de cada cosa, buena, mala o regular siempre puedes sacar algo positivo, algo constructivo.

Sé como quieras ser, pero se fiel a tí mismo. Respétate incluso más de lo que respetas a los demás. Asume, que sientes lo que sientes, sin juzgar tus emociones; porque son reales. Acéptate con tus virtudes y con tus defectos. Quierete como nadie te podrá ni sabrá quererte. Nadie, si no tú, pasará contigo 24 horas al día el resto de tu vida. Sé feliz sea lo que sea lo que te depare el futuro.

Mírate al espejo y sonríe. Es el mejor regalo que jamás podrás hacerte. Muchas veces no te apetecerá sonreirte, pero sin duda.... te lo mereces. Y recuerda, siempre, que esto también pasará.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El Ir y el Venir

Si estoy, si existo, el mundo gira, la vida sigue y las cosas funcionan. Cuando ya no esté, cuando no exista, el mundo girará, la vida seguirá y las cosas seguirán funcionando. ¿Por qué? Porque no soy imprescindible; ni yo ni nadie.

Pero vivo mi vida intentando dejar huella por allá donde paso, intentando calar en los corazones de las personas que cuentan para mí, intentando estar en los malos momentos, y también en los buenos.

Sé que no soy imprescindible. Sé que el hecho de estar responde a la casualidad. Pero intento convertir mi existencia en causa de felicidad. Hay veces que lo consigo, hay veces que no. Cuando me acuesto por la noches (a veces ya de madrugada) repaso mi día buscando momentos que hayan dejado huella, porque no quiero desaparecer sin haber importado en algún momento.

Cuando me vaya, cuando no esté espero dejar una estela. Espero que conservéis esa parte de mi alma que os he entregado a cada uno en algún momento.

Pero no os preocupeis, no es una carta de despedida, ni muchísimo menos, aún me quedan muchas cosas por hacer, muchas lágrimas que derramar, muchos abrazos y besos que dar, muchas cosas por vivir. Ésta es una carta de... "hola, de nuevo" (por decirlo de alguna forma). Es una carta de "sigo aquí, no me he ido a ningún lado".

Quiero agradeceros que esteis ahí, quizá no en el lugar n el que os dejé la última vez, quizá no igual que como os recordaba, pero al fin y al cabo, nada permanece estático, todo cambia. Pero os he reencontrado.

Hace tiempo que me perdí, pero ahora me he desecho de todo aquello que no me permitía ser quien quiero ser, y volveré a reencontrarme, al igual que os he reencontrado a vosotros. Quizá no en el lugar en el que me perdí y seguro que también yo he cambiado. Pero sé que me ayudareis a encontrarme, porque tomando un café con vosotros, volví a sentirme en casa.

Gracias por seguir ahí, sea donde sea ese sitio.